| Jubileo (65 años/jubilación)

Dos tipos de agradecimiento se dan la mano en la ceremonia del Jubileo: por una parte, el recién jubilado rememora todo lo que el mundo laboral le ha aportado; por otra, sus compañeros festejan junto a él el tiempo que han compartido codo con codo durante tantos años. El jubilado podrá darle la bienvenida a una nueva y esperanzadora situación vital y cerrar así una etapa, eso sí, sin renunciar por ello a ciertos aspectos de su trayectoria profesional que siempre le han gustado y que seguirá manteniendo en su día a día.

La sociedad actual pone mucho énfasis en la trayectoria laboral de las personas. Así las cosas, una parte importante de nuestras vidas la dedicamos en cuerpo y alma a la esfera profesional. Los horarios de trabajo trascienden más allá de lo establecido y nuestra profesión se convierte en un pasaporte para la proyección pública, las relaciones y la consideración social. A menudo, la jubilación se ve como una “liberación” de la necesidad o de la obligación de trabajar, pero también, muchas veces, la persona que se retira pierde mucho más de lo que se puede notar a primera vista.

La jubilación abre la puerta al uso propio de nuestro tiempo, sin necesidad de obtener un salario a cambio. También te permite sentirte realizado de otra manera. Puedes dedicarte de lleno al voluntariado o a la participación en diferentes grupos, asociaciones o colectivos, cuyas actividades contribuyen a mantener unas relaciones sociales que resultan ser, a su vez, un buen arraigo para las personas jubiladas.

En una ceremonia de Jubileo (jubilación), los cinco elementos quedarán representados de la siguiente forma: tierra (lentejas y maíz), agua (jarras y frascas), fuego (velas y cirios), aire (molinillos de viento) y éter (unión de manos).

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“Los compañeros de trabajo me regalaron un “Jubileo” y me permitió darme cuenta de que estoy en plena forma para “continuar trabajando” para mi familia, amigos u ONG’s” (Enriqueta)