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| Dejar responsabilidades (50 años)

La ceremonia de Dejar Responsabilidades sirve para recordar y celebrar junto a nuestros seres queridos los logros conseguidos a lo largo de toda una vida. Ha llegado el momento de despojarse de lo superfluo y de hacerles partícipes y testigos de nuestra radiante madurez. A partir de los 50 años, comienza una etapa de afianzamiento, en la que nos damos cuenta de que somos capaces de canalizar todo un torrente de cualidades y de energías que poco a poco han ido dejando su poso dentro de nosotros. Nos hemos convertido en sabios. Somos pacientes y mucho más compasivos. Nos desprendemos de lo que no nos gusta y perdemos esa rabia que a veces sentíamos en épocas anteriores. Ya no estamos supeditados a la imagen exterior ni al poder. Somos capaces de mirar atrás sin rencor ni dolor. Nos volvemos atrevidos, confiamos en los presentimientos y aprendemos a defender con firmeza lo que más nos importa.

En esta etapa, es el corazón el que marca y decide nuestro camino. Escuchamos el latido de nuestro cuerpo, improvisamos, no imploramos y siempre sonreímos. Por fin conectamos con el sentido del humor y lo usamos como un recurso esencial en nuestra vida. Alentamos a otros en su crecimiento, sabemos reconocer lo frágil, lo que tiene valor y, también, lo que debe ser podado. Y lo podamos sin drama.

En definitiva, el aprendizaje que adquirimos al vivir nuestra vida y observar la de los demás nos ha enseñado mucho. Sabemos escuchar y nos atrevemos a contar nuestros anhelos y miedos. Y es entonces cuando descubrimos que son comunes a muchos otros y esto nos hace cada día más humanos. En la ceremonia de dejar Responsabilidades se emplearán los recursos de los cinco elementos para aligerar, ayudar a soltar las riendas y renacer como una persona más libre y sencilla.

En una ceremonia de Dejar Responsabilidades (50 años), los cinco elementos quedarán representados de la siguiente forma: tierra (piedras en una mochila), agua (cuenco y papel maché mojado), fuego (tiras de papel con deseos), aire (pai-pai o abanico) y éter (unión de manos).

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“Creo que soy más maduro, más sabio y me tomo las cosas con más humor desde que me organizaron la ceremonia de mis 50 años.”. (Vicente).